domingo, 19 de diciembre de 2010

La Charca. Sapopanza.


Novedades del Reino Animal.
La Charca
Primera entrega.
Versión despiojada de los despropósitos de la anterior. Versión sin pavadas, sin guarangadas ni escatologías de mierda. Versión sin basura pegadiza, digna de la cancha de los domingos. Versión Camp. Versión familiar.
Título: Sapopanza.
Acuarela y lápiz acuarela. 2010
Autor: bb
La Charca.
Trabalenguas Poético.
Charca:
“Humedal sin nombre donde el agua anima lo que nos ha precedido, lo que vivimos hoy
y lo que nos recordará seguramente desde Mañana mismo”.
Cuando dormido, yendo o viniendo desde o hacia la Ciudad Feliz de los niños de Mar del Plata me despertaba pequeño, siempre veía al costado de la ruta, esas charcas llenas de juncos propias de las banquinas de la antigua Vialidad Nacional; las
observaba diligente sabiendo que, en esas charcas crecían y vivían los mismos seres, que a mí escribiendo y a vos leyendo, nos obligan a tomarnos la vida muy en serio, so pena de perderla en un soplo del Viento definitivo. En esas Charcas con poca precisión vistas, gozaban su vida la Lagartija JIJA, el Sudacol Caracol CaradeCola, el SapoPanza, la Araña ÑAÑA, el PejerRey Acorazado con Chapa Vulcanizada, la BoraBora Víbora mistonga si las hay, y de vez en cuando y a pesar de todos y con la cosecha siempre, llegaban los cuatro Ratones Stones; y otros más, que serán revelados según convenga a la Charca y a su Padrino Niño; como será también revelado el Hormigón Armado, todo compuesto por soldados con su goce puesto dentro del deber cumplido sin importar el que sea, y el Grillo Amarillo cumbiero seductor y romántico vocacional. Resulta, y para empezar el cuento de una buena vez. Resulta que el automóvil que me llevaba se terminó de pobre viejo que era, y de una buena vez que se tenía que terminar, y yo estuve cerca de seis horas al lado de la Charca. Media docena de horas con la Charca. En ella no pude ver nada al principio, pero de a poco, mucho después de una media hora y entre las sombras de los juncos apareció el SapoPanza, seguido en silencio por la VíboraBoraBora dispuesta a morderlo para comerlo, pero se cruzó el SudacolCaracolCaradecola y BoraBora patinó en su BaBa y cayó al agua donde el PejerRey Acorazado con Chapa Vulcanizada la miró fiero, fiero, al punto que Víborabora enrolló varios juncos y se hizo serpentín hacia las alturas de la Charca del Padrino Niño. Desde arriba BoraBora vió como la Lagartija JIJa se le reía en la cara a la araña ÑáÑá, una advenediza del país de los guaraníes, que tienen en su idioma más acentos que una esdrújula medio borracha. La Jija se reía porque Ñáñá se había enamorado del Caracolcaradecola y no entendía la forma en que sus ocho patas darían lugar al amor carnal soñado; siendo además ella tan dura de piel y SudacolCaracol tan blandito y con una Casa encima suyo y de un solo ambiente nada más. El PejerRey Acorazado por Vulcano comía mosquitos de lo lindo y
Víborabora pasaba hambre y calor arriba de la Charca, que húmeda se abría al costado del camino a la Capital Federal. Todo era lo habitual, hasta que mi Papá viendo a su Niño perplejo con el espejo de agua, armó un barco con un sucio papel de Diario y lo lanzó al espejo rompiendo su húmeda imagen estática. El Barco de papel invadió al PejerRey en su mar adentro, desorientó a Jija al deslizarse reptando como ella pero sobre el agua, y sedujo a la Ñáñá al pensar que era la barca, que a Citerea la llevaría para conocer el lugar donde Afrodita emergió desde las aguas, y también le permitió a la Víborabora bajar en sigilo mientras todos eran distraídos por el intruso periodístico. Pero en eso SapoPanza se tiró un clavado de cabeza y la Charca se volvió tormenta de panza. SapoPanza emergió del agua Croando un Do de pecho llevando la alarma al Hormigón Armado, que comenzó a salir de su Cónico cuartel, en filas apretadas dispuestas a todo lo necesario para restablecer el Orden.
Alfredo Benavidez Bedoya
(Continuará)(0jalá)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Puede comentar en este campo.