El puente erecto de Príapo y los ojos de las náyades.
Metamorphosis. Ovidio.
Príapo era un Dios griego menor, que según algunas fuentes
era hijo de Dionisio y una náyade. Príapo es representado siempre con un enorme pene
erecto y así se lo puede ver en una pintura pompeyana donde pesa su gran
miembro con una balanza. Este genitalismo es pertinente ya que se lo considera
un Dios de las cosechas, protector de los huertos y jardines. Es una figura
asociada a la multiplicación y en el mundo romano se le tuvo muy en cuenta y
representaciones de Príapo aparecieron mucho en las granjas y huertos, ya que
se creía en él hasta para ahuyentar a los ladrones. Era muy popular pero por su
grotesco pene era motivo también de burlas y la curia destinaba los sacerdotes
más incultos y ordinarios para dirigir sus ritos.
El bosque es el lugar de Príapo y el arroyo de las
náyades. Las náyades eran las ninfas de los ríos, arroyos y pozos de agua. Eran
deidades menores y como tales las ninfas podían engendrar dioses. Deidades
vinculadas a los lugares donde la naturaleza se manifiesta, hay ninfas de los
árboles, de las grutas, de las montañas, de las aguas y de muchas otras cosas.
Las náyades, como bebían en los manantiales se las creía dadoras del don de la
poesía, al beber luego los hombres las mismas aguas. Eran también dadoras de
vida al poblar ellas las aguas que eran necesarias para todos los seres vivos.
Dibujo y reseña: Alfredo Benavidez Bedoya. 2017.
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