Teoría del artista. “Esclavo
paisajista mecanizado”. Grabado en linóleo. Medidas: 41 cm x 30 cm. 2015.
Esclavo paisajista
mecanizado, cumpliendo su estética y topográfica tarea, mientras un odioso
palomo trata de cagarle sus detritus sobre la pelada de artista. Teoría que
dice que la aparente libertad de hábitos del artista, la libertad de opinión,
de maneras y desempeños que se le tolera, es en realidad un premio por su
cautividad social. El artista no es libre en realidad según esta Teoría, es un
cautivo social producto de una enorme selección que se pone en marcha en el
camino desde el taller a la Escuela de Bellas Artes, de allí al Salón nacional,
luego a la Galería de Arte y por fin al Museo, como ya se desarrollara en el
libro “El Museo del Bicho”, selección en la cual se arruinan muchos aspirantes
a la vida artística, vida que se les queda y se les va en formar a otros miles
de sacrificados aspirantes a lo mismo. Todos de todas formas contribuyen a
dibujar el mundo como se verá más adelante.
Los artistas son adiestrados
de a miles y miles, solamente para elegir luego a unos pocos para el Museo,
despreciando el esfuerzo en vano de los demás. Es por tanto el artista, según
esta teoría, un esclavo especializado en buscar rupturas o enlaces metafóricos
nuevos, para colocarlos como baldosas, sobre las cuales viene marchando la
especie. Con certeza y sentido hay destino, eso es en el fondo, el combustible
para seguir adelante.
O sea que la cautividad
social del artista se premia con una libertad y comprensión hacia las
excentricidades y excesos, siempre y cuando se tenga una contraprestación
artística que conlleve un esmalte de sentido para cubrir como una manta la vida
de la comunidad. Sea para que la duerma o para que la despierte y alarme, según
la conveniencia de la especie, según el momento y la oportunidad.
La Teoría nos muestra al
artista obteniendo información simbólica precisa sobre el Lugar donde actúa la
especie. Especie recolectora con aparato de visión para ver con nitidez un cono
frontal de 40 grados, con un sector de visión periférica que permite recolectar
frutos o cazar pequeños animales, huyendo en lo posible de los demás. También
para huir es un aparato adecuado de visión, siempre que se controle el miedo y
no se mire hacia atrás. Los artistas dibujan el mundo entero y no solamente
sobre papel, desde el espacio, desde una foto satelital todos pueden ver a
Holanda ya completamente dibujada. Las ciudades y pueblos, las auto rutas y los
trenes, los campos cultivados, las formas que controlan las aguas, las
distribuciones en redes con dibujos de laberinto, el reino de la agrimensura.
Todo lo agreste acotado y conservado, lo natural, antes motivo de paisaje
bucólico es hoy la excepción, lo que antes era silvestre los jardineros del
mundo lo han domesticado.
La geometría natural se va
simplificando y sintetizando y optimizando y seleccionando, al dibujarla y
volver a dibujarla en un lugar visitado y domesticado, el Domus de la especie
dibujado por el artista esclavo, todo está claro, todo es conocido, nada es
peligroso. Pero, a ver, lo que realmente no me queda claro es por qué el
palomo, ave canora esposo de la paloma olímpica prenda de paz, trata de cagar
sus detritus, sobre la noble calvicie del paisajista esclavo.
Teoría y grabado: Alfredo
Benavidez Bedoya.
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