martes, 11 de octubre de 2016

“La entrega del Gran Premio”.


“La entrega del Gran Premio”. Grabado en linóleo. 2016. Medidas: 30 cm x 40 cm.

Autor: Alfredo Benavidez Bedoya.

miércoles, 5 de octubre de 2016

El Arte Contemporáneo y el Arte Extemporáneo.


“Objeto conceptual de Arte Contemporáneo (Mesa peluda) representado en Arte Extemporáneo mediante la técnica del grabado en relieve”.
El Arte Contemporáneo y el Arte Extemporáneo.
La categoría hoy consagrada de “Arte contemporáneo” o “emergente”, conlleva en ambos casos y en su aparente generalidad, varias particularidades. Como se le dice “Arte contemporáneo”, ello categoriza a lo distinto a él como pasado, de otra época o ya conocido. Lo “contemporáneo” sería lo desconocido, o recién conocido. Lo mismo que lo emergente, que sería lo único destacable de la masa de donde emerge. Esta masa es rara como idea cultural, porque pareciera que se considera al arte una deriva de la forma que va de lo informe o indeterminado a la forma distinguida rápidamente como excelente ante la sola acción de emerger. Hay algo muy fugaz en esta concepción del arte, muy primario, muy en sintonía con la instantaneidad de la vida de hoy en día. Lo de emergente tiene algo nauseabundo también, dado que la masa indeterminada de origen, es de composición desconocida.
Al tipificar a algo como “contemporáneo” se lo vuelve instantáneo y se lo separa de lo Moderno, que ya pasó y la prueba es el Arte Posmoderno, que por ahí anda disimulando su situación histórica. Ni hablemos de vanguardia porque la última está a la retaguardia del Arte Conceptual; bueno y con este último por fin apareció el señor Mandinga. El Arte Conceptual es una redundancia porque todo Arte es conceptual sea de esta época o de las más pretéritas, se dice que en las cuevas ancestrales el hombre pintaba al bisonte para asegurarse su caza, o sea su posesión. Era una operación conceptual, mágica y simbólica plasmada en una operación física al representar el animal deseado. Un jarrón pintado no es un jarrón como la pipa de Magritte tampoco es una pipa, y una pieza de teatro es una convención dramática y nadie la confundiría con la realidad. Y por muy cuatro dimensiones que sean las imágenes electrónicas contemporáneas nadie se irá a vivir adentro de ellas en serio. Tampoco nadie en medio de la selva al escuchar música sinfónica, pensará que ésta surge de las gargantas de la fauna que lo rodea. Todo lo que hacemos es conceptual y sobretodo el Arte. Sea “contemporáneo” o no.
Y cómo se reconoce al “ Arte Contemporáneo”? Obviamente hay especialistas que aprecian qué es “contemporáneo” y qué no lo es. O sea que la gente en general y los demás artistas en particular, no “ven”, no distinguen lo contemporáneo de lo que no lo es. El Arte contemporáneo es un Arte atónito que deja atónito al espectador, el mismo Arte contemporáneo es atónito, o sea sorprendido de sí mismo al emerger casualmente y ser señalado. El Arte contemporáneo es el arte de este tiempo que es reconocido por muy poca gente, los que lo fabrican y los curadores señaladores. Cuando en realidad si fuera realmente el arte de este tiempo, todos deberíamos saltar gozosos ante alguien que nos ha interpretado en forma tan exactamente actual. 
La contemporaneidad como valor crea con su mera existencia un disvalor, que sería lo no contemporáneo. Sería lo Extemporáneo. Lo que esta fuera del tiempo, que es impropio o poco adecuado a este tiempo, lo inoportuno. Algo ya visto, obvio, incómodo, que desentona, que es pretencioso pero está fuera de lugar. Estéticamente ineficaz en suma. Lo Extemporáneo vuelve más patente a lo Contemporáneo, que solamente tiene por dogmática no parecerse a nada, por eso lo emergente se vuelve cada vez más tortuoso porque lo extemporáneo no para de crecer y lo emergente no debe parecerse a él.
Al ser lo “contemporáneo instantáneo”, casi todo es extemporáneo. Además y en clave argentina, considero que el concepto de extemporáneo se cruza con el de periférico. Así como lo “contemporáneo extemporáneo” nos habla desde el Tiempo, lo “ concéntrico excéntrico” nos habla desde el Espacio. Se puede ser contemporáneo excéntrico, excéntrico extemporáneo, concéntrico extemporáneo o la más conveniente contemporáneo concéntrico. Excéntrico extemporáneo: Fuera del Tiempo y fuera del Lugar. En Argentina se quiere ser “contemporáneo concéntrico” y se termina siendo “contemporáneo excéntrico”, epigonal y lejano. Como ejemplo de concéntricos contemporáneos (en su tiempo) serían Lucio Fontana, absorbido por la cultura italiana o Julio Le Parc a medias absorbido por Francia. Berni podría ser un contemporáneo excéntrico. Pero bueno todo es opinable. Desde el nihilismo de escritorio se suele decir que estamos en una época post histórica y se basa esto en el considerar al relato histórico como si fuera un guión de película barata, listo a ser reescrito rápidamente si se enferma la Prima Donna. Pura ficción es la Historia, según ellos, lo que nos lleva a la encrucijada de creerles a ellos o a toda la Historia junta. Yo ya lo hice.
Todo lo contemporáneo deviene extemporáneo por el mismo decurso del Tiempo. Como estrategia de permanencia es una quimera. El arte emerge cada mañana renovado, bien contemporáneo con el nuevo día, inmediato como el noticiero matutino, buscando aquello nunca visto, ni oído, ni leído, aquello nuevo que si tenemos suerte es lo que buscamos. Tal vez a Dios. Y termina el día y “lo contemporáneo” debe renovarse, inaugurarse al otro día. Inaugurar, palabra que alude a los augures que consultan las aves en busca de la fortuna. Siempre dije que hay una relación muy cercana entre el sacerdote y el curador. El artista extemporáneo es aquél que disfruta haciendo el arte sin la ansiedad de tener que convencer a nadie sobre el disparate que acaba de hacer. El artista contemporáneo es aquél que, más que disfrutar haciendo el arte, debe buscar augures que convenzan a todos, de que no es ningún disparate el disparate que acaba de hacer. 
La falta de fe está en el espectador, el arte contemporáneo refleja la falta de fe del espectador, no solamente de fe religiosa, sino de fe en la posibilidad del arte como actividad eficaz, falta de fe en cualquier trascendencia simbólica, falta de épica, de ética y de sentido. El espectador es un descreído absoluto que busca lugares artísticos, donde brille alguna intensidad simbólica para sentir certeza, plenitud y esperanza por unos momentos. Los artistas también son espectadores y muchos han perdido la fe en lo que hacen. Pero allá ellos, la verdad es que toda actividad del hombre genera sentido, dota o quita sentido a su vida. El arte también lo hace, sea contemporáneo o extemporáneo, excéntrico o concéntrico. Y al espectador si no le gusta, y bueno que mire para otro lado. Y una última cosa les digo: el Arte del futuro también es extemporáneo como el del pasado, éste porque ya pasó y el Arte futuro aún le toca pasar, por las fauces doradas del Presente Perpetuo del Curador electrónico contemporáneo. No existen los valores permanentes, parecen decir, los valores son fugaces, se crean cada día y se van con él. Los teóricos deberían resolver los problemas de esa estirpe que siempre se presentan, como de hecho lo siguen haciendo los buenos intelectuales, deberían solucionar problemas teóricos y no medrar con el desconcierto de la gente, en las épocas de poca fe en los valores, sean los que sean.
Grabado y análisis extemporáneo: Alfredo Benavidez Bedoya.