martes, 28 de diciembre de 2010

La Charca. Cuarta entrega.


Título:
Cacatúa barranquera.
Cacatúa barranquera
ladrona de la naranja
del paisano granjero.
Serás blanco certero
del trabuco naranjero.
Verso: bb
Grabado en linóleo.
Autor: bb
La Charca.
Cuarta entrega.
Al entrar en la Charca, el Padrino Niño les sugirió a todos los seres tributarios de la misma que supieran que si ella, la Charca, le permitía entrar a él, era por ser, además de Padrino Niño, un familiar de buen talante. Fue por eso que el Padrino Niño se encontró en pocos segundos nada más, invadido por las alimañas de todos los Reinos: la Lagartija Jija le reptaba la espalda, Víborabora le hacía de bufanda muy banana, pero en realidad quería clavar sus ampollas venenosas en las venas azules del Padrino Niño; mientras tanto, los cuatro Ratones Stones comenzaban a comerle
la ropa, que si bien era buena era vieja también, y hacía tiempo que debería de haber sido donada a la Beneficencia Nacional. El SapoPanza saltaba sobre la cabeza del Niño y sobre la suya estaba pegado el Caracol Caradecola, mientras la araña
ÑáÑá se le metía al Padrino entre las ropas y los renacuajos de a miles entraban por las botamangas de su pantalón con intenciones sospechosas. El PejeRey por su parte, convocó a un ejército de mojarras para comerse los botines de media caña de Puro Cuero de vaca muerta y que se ablandaban al contacto con el agua. El Grillo Amarillo se dijo que esta oportunidad era única y arrimó al Camalote hacia el intruso; estaba seguro el Grillo que, por fin una vez se acercaba hacia él un Productor Musical de la Capital Federal, para darle, como merecía, un público superior a esa fauna de la Charca, donde su hogar vegetal evolucionaba desde siempre. En medio de toda esta confusión, el Hormigón Armado descubrió que el Padrino Niño al entrar en la Charca, había dejado sobre la orilla una golosina y hacia ella organizó una invasión consumista y expropiatoria. Y en esto estaban los bichos y el Padrino Niño, cuando
el Padre vio a su hijo hundiéndose en la Charca cubierto de alimañas ponzoñosas, todas ellas llenas de esas eñes inconvenientes. Alarmado, dejó todo trabajo mecánico automovilístico y corrió en auxilio de su Niño, pero sin quererlo, de una patada sacó la piedra que inmovilizaba al Ford Negro y Culón, y fue por eso que el
mismo, el automóvil, comenzó lentamente a bajar Barranca Abajo y hacia la Charca, siguiendo al Padre que desesperado gritaba en francés a los bichos ponzoñosos, insultos imposible de reproducir en este texto de neto corte académico. El enorme
automóvil negro bajaba pesado y silencioso detrás del Padre, rechinaban sus amortiguadores y tomaba una velocidad cada vez mayor. Y en el momento más peligroso apareció el Mosquito Asesino, esqueleto bebedor de sangre que buscaba encarnarse siempre gracias a beberla sin parar, pero que sólo encarnaba a la blanca Muerte que todos tenemos impresa como marca de agua en nuestro Contrato Final. El Mosquito, se lanzó dichoso para marcar con su mordida al Padrino Niño, pero su caída libre y bombardera fue cancelada de un lengüetazo del SapoPanza, que con su lengua de 1,87 metros lineales, supo enrollar a la Muerte misma y mandarla a dormir a su estómago. Con esto evitó que muriera el Niño, y por ser Padrino de la Charca todos los bichos
sobrevivieron al desastre. Incluso el Padre. Pues la entrada del Ford Negro, pesado y culón fue muy aparatosa. Su masa poderosa entró para siempre al barro pegajoso de la Charca, su radiador en ese momento a 135 Grados centígrados, explotó creando una nube color frutilla llena de vitaminas, la cual benefició la salud alicaída de todos los seres de la Charca, sobre los cuales supo llover encima.
Alfredo Benavidez Bedoya
(Continuará)(0jalá)

sábado, 25 de diciembre de 2010

El Grillo amarillo. Tercera entrega de la Charca.


Título: El Grillo Amarillo.
Acuarela y lápiz acuarela. 2010
Autor: bb
La Charca.
“La mayor parte de la belleza de nuestro Planetase debe a las dificultades que tienen los vegetales para llegar al orgasmo”.
bb
El Barco de Papel casi naufragaba cuando apareció el Grillo Amarillo sobre el confortable Camalote del Litoral. Viendo que la tropilla de renacuajos se masticaba la prensa republicana que nos brindaba el Barco de Papel, el Grillo cantó un himno revolucionario tres tonos por debajo de lo permitido y terminó con un silbido suprasónico de daño asegurado para el aparato auditivo de los Vecinos de la Charca. Con el misil sónico del Grillo Amarillo no quedó ni un solo renacuajo y el PejeRey
tuvo que retroceder con sus masivos cómplices de opereta, patoteros amigos de esas mojarritas, la otra base alimenticia de la laguna bonaerense. El Grillo Amarillo al darse cuenta que todos lo miraban fascinados por su intervención operística, aprovechó para obtener un rédito político y recitar su Poema al Camalote, vegetal que lo soportaba desde hacía años y que estaba a punto de desalojarlo por su incontinencia contumaz. Canta el Grillo Amarillo su Poema al Camalote:
Camalote
Planta viajera en el agua implantada,
con verdes tetas flotando marineras.
Su hoja cuchara a las lluvias bebiendo
y su flor, de diseño violeta, azul y oro.

Camalote
Lugar para la navegación de la víbora,
y para mil partos del mosquito asesino.
Manta verde que ahoga ella toda unida
a los que nadan debajo y entre el barro.

Camalote
La mancha verde sobre el río chocolate.
El agua nutritiva invadida por el monte.
Raíz serpentín mirando al cielo sumergida,
en el brillo verde de prepotencia amarilla.

Camalote
Solar del Grillo Amarillo, poeta cumbiamba.
Carnosa fibra de agua llena de vida sobrada.
Una casa flotante para el romántico corazón.
Viajero bajando a morirse en el agua salada.

El Camalote aguantaba los versos obsecuentes y las funestas referencias anticipatorias, como esa de morirse en el agua salada, pensando que con una buena ayuda divina el inmundo grillo sería reemplazado por otro ocupa menos marihuanero.
Fue por eso que el Camalote esperanzado vio en el Barco de Papel, un enviado de ultramar los mares, un divino, una planta de papel escrita con verdades en letras republicanas; y decidió rodearlo y protegerlo con sus hijos, los bulbos menores sobre producidos por su actividad sexual nocturna. Actividad que era su arma secreta para la conquista del espejo de agua de la mesopotamia. El Camalote trató de leerlo al Barco de Papel y entonces supo que al acto de leer no lo había conocido nunca, ni leerlo ni escribirlo y menos estando en francés, segunda lengua de la familia
viajera hacia y desde la Ciudad Feliz de los Niños del Mar del Plata. Con los Ratones Stones rodeados por el Hormigón Armado y con el Barco de Papel protegido por el Camalote la calma volvió a la Charca. Pero no duró mucho pues entonces, el Padrino
Niño se descalzó y entró con su pie sobre el barro blando de la orilla, la cual envolvió amorosamente sus dedos de Niño, escurriendo su arcilla a través de los mismos, para dormirse sobre la capellada de su calzado natural.
Alfredo Benavidez Bedoya
(Continuará)(0jalá)

jueves, 23 de diciembre de 2010

La araña Ñañá. Segunda entrega de la Charca.


La Charca.
Segunda entrega.
En medio de la azarosa, pantanosa y espantosa confusión, se hicieron presentes los cuatro Ratones Stones, Padre, Madre y casal de chavales machihembrados. Familia
nómade, ratones de cosecha, familia viajera peinando todo el mapa del territorio Nacional. De cosecha en cosecha, familia voraz comedora de los brotes de trigo, del poroto sojero, del diente de choclo, la flor de la marihuana, la uva chinche, la aceituna negra, la negra Manuela y de todo aquello que al hombre se le antoje plantar para su deleite, al degustar, tomar o fumar. Familia panadera comiendo el pan antes que lo sea. Familia drogadicta, toda ella adicta al hongo llamado
cornezuelo, hongo creador de alucinaciones y goces fantásticos, cornezuelo o ergot, hongo rojizo conocido desde el siglo VII a. c., según lo señala un texto asirio
como una “pústula nociva en la espiga del trigo”. Es por ese hongo que los molineros de la Edad Media tenían dos precios para la harina: uno para la harina blanca y otro para la “espoleada”, que portaba el hongo alucinatorio y que provocaba el “Fuego de
San Antonio”, o sea, la aparición del ergotismus convulsivus y o del ergotismus gangrenosus. Manifestaciones aparatosas que llevaban a pensar que el afectado estaba poseso y había que matarlo para salvar su alma. Y como las que preparaban el pan eran las mujeres, fueron ellas al comerse el cornezuelo, señaladas como el lugar a donde Mandinga le gustaba retozar, y no digamos que no tenía razón el
muy mandinga. Y fue así entonces que nació la Bruja. Pero los Ratones Stones despreciaban la Historia y sólo gozaban del cornezuelo y vivían alucinados, y fue
por eso que el batifondo de la charca no les llamó la atención; pero su fino olfato registró la presencia de BoraBoraVíBora comedora de pequeños mamíferos, y por eso se constituyeron en pirámide de observación, subiendo uno arriba del otro y respetando fecha de nacimiento. El Padre quedó entonces en planta baja, soportando arriba suyo a la Mamita Querida, que recibía a su vez al casalito machihembrado y la Mamita lo recibía con amor de infinita paciencia hacia su descendencia y donaba su peso a la planta baja del Pater. El SapoPanza bramó con forma de orador y argumento filosófico, y dijo que nadie conocía el lugar que le correspondía por derecho, que todo era un desorden mayúsculo y por eso era hora de aplicar el músculo. De un panzazo zurdazo mandó a BoraBora otra vez a la terraza de la Charca, un verdadero gol del SapoPanza, pero mientras él esto hacía el Hormigón Armado rodeaba a los Ratones Stones; ocurre que, al ver que los Stones se formaban en pirámide el
Hormigón Armado los encerró, constituyendo un anillo impenetrable. Los Ratones Stones creían que las hormigas que veían eran producto del Delirium Tremens que padecían por el cornezuelo y por ello a las hormigas las consideraron objeto
de orfebrería. Y entonces los cuatro Ratones Stones Piramizados con su collar de hormigas negras, decidieron que un buen baño en la Charca del Gran Barco Periodístico, era ahora necesario. Claro que no sabían que el PejerRey Vulcanizado,
evolucionaba sigiloso hacia el mismo Barco Noticiero y ya estaba a punto de atacarlo y crear más caos aún. Hay que reconocerle que el PejePejeRey supo usar un
arma secreta: los RRRRRRRenacuajos de cuajo. Se vinieron todos de golpe, ametrallando todo con puros argumentos metafísicos muy bien expresados en sonoros pedos de infante, todo fue un desastre. Todo al mismo tiempo fue un desastre.
Alfredo Benavidez Bedoya
(Continuará)(0jalá)

domingo, 19 de diciembre de 2010

La Charca. Sapopanza.


Novedades del Reino Animal.
La Charca
Primera entrega.
Versión despiojada de los despropósitos de la anterior. Versión sin pavadas, sin guarangadas ni escatologías de mierda. Versión sin basura pegadiza, digna de la cancha de los domingos. Versión Camp. Versión familiar.
Título: Sapopanza.
Acuarela y lápiz acuarela. 2010
Autor: bb
La Charca.
Trabalenguas Poético.
Charca:
“Humedal sin nombre donde el agua anima lo que nos ha precedido, lo que vivimos hoy
y lo que nos recordará seguramente desde Mañana mismo”.
Cuando dormido, yendo o viniendo desde o hacia la Ciudad Feliz de los niños de Mar del Plata me despertaba pequeño, siempre veía al costado de la ruta, esas charcas llenas de juncos propias de las banquinas de la antigua Vialidad Nacional; las
observaba diligente sabiendo que, en esas charcas crecían y vivían los mismos seres, que a mí escribiendo y a vos leyendo, nos obligan a tomarnos la vida muy en serio, so pena de perderla en un soplo del Viento definitivo. En esas Charcas con poca precisión vistas, gozaban su vida la Lagartija JIJA, el Sudacol Caracol CaradeCola, el SapoPanza, la Araña ÑAÑA, el PejerRey Acorazado con Chapa Vulcanizada, la BoraBora Víbora mistonga si las hay, y de vez en cuando y a pesar de todos y con la cosecha siempre, llegaban los cuatro Ratones Stones; y otros más, que serán revelados según convenga a la Charca y a su Padrino Niño; como será también revelado el Hormigón Armado, todo compuesto por soldados con su goce puesto dentro del deber cumplido sin importar el que sea, y el Grillo Amarillo cumbiero seductor y romántico vocacional. Resulta, y para empezar el cuento de una buena vez. Resulta que el automóvil que me llevaba se terminó de pobre viejo que era, y de una buena vez que se tenía que terminar, y yo estuve cerca de seis horas al lado de la Charca. Media docena de horas con la Charca. En ella no pude ver nada al principio, pero de a poco, mucho después de una media hora y entre las sombras de los juncos apareció el SapoPanza, seguido en silencio por la VíboraBoraBora dispuesta a morderlo para comerlo, pero se cruzó el SudacolCaracolCaradecola y BoraBora patinó en su BaBa y cayó al agua donde el PejerRey Acorazado con Chapa Vulcanizada la miró fiero, fiero, al punto que Víborabora enrolló varios juncos y se hizo serpentín hacia las alturas de la Charca del Padrino Niño. Desde arriba BoraBora vió como la Lagartija JIJa se le reía en la cara a la araña ÑáÑá, una advenediza del país de los guaraníes, que tienen en su idioma más acentos que una esdrújula medio borracha. La Jija se reía porque Ñáñá se había enamorado del Caracolcaradecola y no entendía la forma en que sus ocho patas darían lugar al amor carnal soñado; siendo además ella tan dura de piel y SudacolCaracol tan blandito y con una Casa encima suyo y de un solo ambiente nada más. El PejerRey Acorazado por Vulcano comía mosquitos de lo lindo y
Víborabora pasaba hambre y calor arriba de la Charca, que húmeda se abría al costado del camino a la Capital Federal. Todo era lo habitual, hasta que mi Papá viendo a su Niño perplejo con el espejo de agua, armó un barco con un sucio papel de Diario y lo lanzó al espejo rompiendo su húmeda imagen estática. El Barco de papel invadió al PejerRey en su mar adentro, desorientó a Jija al deslizarse reptando como ella pero sobre el agua, y sedujo a la Ñáñá al pensar que era la barca, que a Citerea la llevaría para conocer el lugar donde Afrodita emergió desde las aguas, y también le permitió a la Víborabora bajar en sigilo mientras todos eran distraídos por el intruso periodístico. Pero en eso SapoPanza se tiró un clavado de cabeza y la Charca se volvió tormenta de panza. SapoPanza emergió del agua Croando un Do de pecho llevando la alarma al Hormigón Armado, que comenzó a salir de su Cónico cuartel, en filas apretadas dispuestas a todo lo necesario para restablecer el Orden.
Alfredo Benavidez Bedoya
(Continuará)(0jalá)

martes, 7 de diciembre de 2010

La bicicleta de Cecilio.


Título: La Bicicleta de Cecilio.
Acuarela y lápiz acuarela. 2010
Autor: bb

domingo, 5 de diciembre de 2010

El pez imaginario.


Título: El pez imaginario.
Acuarela y lápiz acuarela. 2010
Autor: bb