miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Máquina Hebrea.

El robot letrado, escriba, escribiente, escritor, escribidor y escribano.

Máquina de escribir con tipos hebreos, marca norteamericana e inscripción en árabe en venta

en la Feria Americana Shopping, cerca de mi casa, a 500 dólares estadounidenses. Es notable como los objetos nuestros

sufren también nuestros tortuosos caminos hacia la sinrazón. Aprender a escribir en la escuela es difícil,

pero ya aprendido el escribir, es más difícil el practicarlo, y si no fíjense en esta hermosa máquina de escribir,

verdadero robot del siglo XX, que lleva la marca de origen de América la Grande traducida al árabe

pero con tipos hebreos. Toda la geopolítica de Medio Oriente en una imprenta a tracción a sangre.


La Escuela Rural.

En esta pintura el artista muestra un aula similar a las otras pero más rústica, una escuela rural,

la puerta del fondo aparecía en el examen y los pupitres son parecidos, pero ahora son ocupados por niños

y alguna que otra niña rica, las niñas pobres ocupan los bancos, puede ser que no llegaran a escribir nunca.

El Maestro está al mismo nivel que los alumnos y está vestido como campesino, tiene detrás un escritorio

para escribir parado y en su mano muestra la vara disciplinaria y parece mirar a los del fondo que marcan

con la distancia su obediencia a la Cátedra. Cuanto más lejos menos respeto a la voz del saber y el orden.

Albert Anker (Suiza, 1831-1910) fue un pintor que se especializó en retratos de niños y naturalezas muertas,

dentro de la temática infantil realizó tres escenas escolares que nos ilustran sobre el espacio áulico en Alemania

a fines del siglo XIX.

La Guardia de los infantes.

El Jardín de Infantes o KINDERGARDEN nace en estas guarderías teutonas del siglo XIX.

De jardín no hay nada, mucha sopa con plato de lata para los más grandes

y de loza para que la Madre sustituta se la dé a los más pequeños. Ya hay un principio de épica disciplinaria

pues en el fondo vemos a un niño comiendo solo, el cual seguramente fue castigado. Fíjense los alumnos

de la Pequeña Cátedra en la semejanza formal entre el pañuelo que funciona como cofia y el delantal.

También es interesante la circulación de los blancos en la composición de la izquierda hacia la derecha.

Albert Anker (Suiza, 1831-1910) fue un pintor que se especializó en retratos de niños y naturalezas muertas,

dentro de la temática infantil realizó tres escenas escolares que nos ilustran sobre el espacio áulico en Alemania

a fines del siglo XIX.

Chapa de escuela y de perro

Chapa de fundición para identificar las escuelas rurales en la Provincia de Buenos Aires
en el Siglo XIX. Museo del Periodismo. Capilla del Señor.
En este antiguo pueblo Rivadavia fundó la primera Escuela Primaria o Elemental o Común,
como se lee en la Chapa habilitante. Chapa que cumple la misma función
que la chapa de los automóviles, ésta habilita a la práctica automovilística
y aquella a la práctica catedralística. A estas Chapas se les agregaba el número
correspondiente para identificar los inmuebles docentes, nuestras Escuelas de Campaña.
La hoja de árbol es un tierno detalle otoñal.
Y hablando de Chapas identificatorias y habilitantes. ¿Qué me dicen de estas otras que nombran
como perros habilitados a los canes de Vicente López en la década del Sesenta?
Esto me lleva a un enigma matemático: resulta que la Chapa de 1967 marca 1142 perros (amarilla),
la de 1969 1139 perros (roja) y la de 1970 933 perros (plateada). O en esos años hubo matanza de perros
y cada vez eran menos o les daban cada año un número diferente sin importarles la población
de estos simpáticos parásitos nuestros, más allá del eventual impuesto a cobrar para el erario público.
Todo se identifica al nombrarlo en forma fehaciente y ya certificado queda habilitado para su función.
Análisis: Pequeño Profesor Alfredo Benavidez Bedoya.



domingo, 20 de septiembre de 2009

Una Felattio escolar. Pieter Brueguel.

Como vemos y a menos que alguien me demuestre lo contrario, el gran Maestro flamenco dibuja a un Maestro de escuela
que levanta su toga para que un alumno penetre entre sus piernas con fines inconfesables, el Maestro parece guiarlo
con las manos hacia su sabroso destino. El Maestro lleva a modo de pluma en el sombrero un haz de ramas
como vara disciplinaria o para tallarlas y usarlas para escribir, como se ve en el tintero que está en el respaldo de la Cátedra,
donde una de ellas está inmersa en la tinta. El historiador Rainer Hagen nos indica que, probablemente Brueguel
haya querido ilustrar el refrán flamenco que dice: “No por ir a la escuela se convierte el asno en caballo”.
Refrán que podría ser indicado como origen de la acepción de Asno para quién no aprende la lección.
También agrega que en la época los habitantes de los Países Bajos estaban eufóricos con la enseñanza y
manifestaban una obediencia bovina ante el saber. Es por eso que los supuestos niños son adultos miniaturizados,
son tratados con sorna y su sexualidad es explícita. Este dibujo nos presenta el tema del sexo en la Cátedra,
actividad que va del abuso de menores en la escuela elemental hasta el casi sexo libre que practican hoy
docentes, auxiliares docentes y alumnos superiores. El mobiliario está compuesto por la Cátedra
y los bancos para los alumnos; aparece una hermosa mujer detrás de una ventana con rejas
y el burro ocupa el lugar del caballo en el establo, mientras lee una partitura musical.
Es notable que nadie haya reparado en esta Fellatio catedrática o acaso tal vez, nadie juzgó
conveniente hacer la marcación que hoy hace el Pequeño Profesor Alfredo Benavidez Bedoya.
Besitos a Todos

El Examen en la Selva Negra.

El Examen en la Escuela de la Selva Negra.

La ardua forja del educando en la fragua docente de la Selva Negra.

Albert Anker (Suiza, 1831-1910) fue un pintor que se especializó en retratos de niños y naturalezas muertas,

dentro de la temática infantil realizó tres escenas escolares que nos ilustran sobre el espacio áulico en Alemania

a fines del siglo XIX. Esta espléndida serie nos muestra cuatro momentos en la Escuela de la Selva Negra:

(dos se comparan hoy y los dos restantes en otros envíos)

El primero es el momento en que el Maestro le da una reprimenda a un grupo de niños, imagen

que ya fue enviada y que aquí se muestra en segundo término. Ese sería el momento del límite correctivo para

aquellos que no aceptan la Cátedra y el otro sería El Examen, donde el mismo grupo díscolo parece dar testimonio

del conocimiento acabado de los contenidos dados por la Cátedra. El Maestro a su vez, también está pasando examen

ante un Jurado que evalúa su dedicación docente en los resultados que muestran los educandos. El espacio áulico

es el mismo, está notoriamente más limpio y hasta adornado con guirnaldas, todos los educandos están mejor vestidos,

incluso los descalzos. Aparece un celador con vara disciplinaria para infundir pavor en el rebaño,

las mujeres que parecían bordar escuchan atentas y el personaje alto del fondo que, en la anterior pintura

miraba por la ventana, ahora se lo ve obediente y acicalado. El mobiliario es el mismo,

son tres filas de pupitres para escribir y dos bancos, que en la primera pintura

ocupan los pequeños y que en la segunda sirve de Tribunal a las autoridades.

Obsérvese que la Cátedra en El Examen esta ocupada por una autoridad

y el Maestro está en el llano con los alumnos. Hay otras diferencias para analizar…

Análisis del Pequeño Profesor Alfredo Benavidez Bedoya.

La Escuela de la Selva Negra.


Albert Anker (Suiza, 1831-1910) fue un pintor que se especializó en retratos de niños y naturalezas muertas,

dentro de la temática infantil realizó tres escenas escolares que nos ilustran sobre el espacio áulico en Alemania

a fines del siglo XIX. Obsérvese que en esta una niña descalza es reprendida desde la Cátedra por un Maestro

que además de grande está elevado en un escritorio que configura un pequeño escenario y

que ese Maestro tiene bajo el brazo una vara disciplinaria. Hay alumnos mejor vestidos y calzados,

lo que sugiere que en la escuela rural las distintas clases sociales se encontraban.

La luz que llega desde la izquierda parece manar de la misma cabeza de quién ocupa la cátedra,

sería la luz del conocimiento y la corrección.

Para los que aman como yo el arte “decadente y ramplón” les recomiendo el sitio:

La pinacoteca de Ninona.

La Escuela en el siglo XVIII.

Siglo XVIII. Sala de escuela. Espacio áulico.

Museo Catalina Gasthuis. Gouda. Holanda. Pintura anónima.

La Cátedra, representada por un escritorio que tiene una puerta que lo aísla del espacio común

contiene al Maestro tallando una pluma para que un educando comience a escribir,

detrás del maestro cuelgan varios artefactos disciplinarios.

Un educando tiene un letrero que lo señala como incapaz y, para humillarlo ante todos tiene sombrero y

está parado encima de un pupitre. Hay mujeres ayudantes y niñas estudiantes, algunos escriben,

otros leen y dos pelean encarnizadamente. Obsérvese que la Cátedra no enfrenta espacialmente

a los alumnos y hay dos tipos de muebles para los educandos: bancos para quienes leen

pero todavía no escriben y pupitres para aquellos que leen y escriben.

Archivo: BB.

jueves, 17 de septiembre de 2009

El espacio áulico.


Siglo XIX. Sala de escuela. Espacio áulico.

Museo Catalina Gasthuis. Gouda. Holanda.

Al costado de la Cátedra, representada por un escritorio verde, cuelga un látigo de varias puntas

para azotar al educando y un dibujo de un burro para colgarlo al cuello de aquellos que no estudian

y manifiestan de esa forma, el fracaso pedagógico. Obsérvese que la Cátedra no enfrenta espacialmente

a los alumnos y hay dos tipos de muebles para los educandos: bancos para quienes leen pero todavía no escriben

y pupitres para aquellos que leen y escriben.

Archivo: BB.

El Papa y el Diablo.


Viceversa.

Curiosa y diabólica representación atribuible a los protestantes sobre la autoridad católica del Vaticano.

Pintura sobre panel de madera. Autor desconocido. Circa 1600. Holanda.

Museo Real del Convento de las Catalinas, Utrecht.

Archivo: BB.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Capilla del Señor.


La Pequeña Cátedra recomienda:

El pueblo de Capilla del Señor, es un pequeño pueblo de la Provincia de Buenos Aires al norte de la Capital, que según dicen es el más antiguo de la misma, y debe ser cierto dado que tiene la Escuela Primaria Nro. 1 de la Provincia. La Iglesia levantada delante de la hermosa plaza principal posee retablos y altares muy escenográficos de factura italiana y sus sacerdotes fueron rudos irlandeses que están enterrados bajo las losas que están a la entrada. En el cementerio se conservan las osamentas de los apestados de fiebre amarilla allá lejos y hace tiempo, y en su Hotel y Casino, se solazaron Domingo Faustino Sarmiento y Dardo Rocha. Existen en Capilla del Señor muchas edificaciones de ladrillos a la vistas restauradas, la gastronomía es de primera y hay un camping municipal para acampar o hacer asados a la vera del arroyo. El arroyo de la Cruz es perfecto para pintar paisajes.

Se llega en tren desde Retiro.

La Reina MAB.



La Pequeña Cátedra recomienda: la Reina Mab, emprendimiento de una familia de artesanos que, con gran maestría se han dedicado a las Casas de Muñecas y a los accesorios necesarios para dotarlas de vida. Los dueños de la Reina Mab distribuyen miniaturas de 17 países, las miniaturas de otros argentinos y las creadas por ellos mismos. Siendo considerada la mejor casa de casas de muñecas de América Latina, la Reina Mab y sus dueños han recibido varios premios y durante un mes al año viajan a representarnos en las Ferias europeas.

En los próximos mails volveremos sobre algunas particularidades de su producción. El local de ventas está en Belgrano, en la Galería Marga, también pueden en Internet acceder a su sitio.

martes, 8 de septiembre de 2009

La vuelta al Museo


Pan Troglodytes
Volvimos al Museo.

Alumno: Bruno Sirota.

Carta de fusilados.

Actualización bibliográfica.

En esta sección, la dirección de la Pequeña Cátedra pondrá en valor determinados textos que a su entender, por su importancia, su claridad o su rareza puedan ser capaces de disparar la creación o la reflexión en el educando. En este caso el alumno de la Pequeña Cátedra Francisco Tuffó propone un libro de una enorme fuerza moral: Cartas de Fusilados (Editorial Problemas. Buenos Aires. 1948. Prefacio: Lucien Scheler), en este libro se recogen 70 cartas de fusilados por los nazis durante la ocupación. Franceses, españoles, italianos, de origen judío o cristiano o ateo, anarquistas, nacionalistas, comunistas o simples patriotas, escriben a sus seres queridos, a veces a horas solamente de ser pasados por las armas por luchar contra el enemigo invasor. Las cartas son de una grandeza sin par, con valentía y entereza reiteran su compromiso vital y militante, desprecian al verdugo y se preocupan antes que por ellos mismos, por sus seres queridos y las angustias que ellos sufrirán. Los Nazis dentro de su Psicopatología Germánica y Jurásica, habían determinado que todos los juzgados por sedición y encontrados culpables, o sea todos, podían apelar y esa apelación sería justamente denegada, pero a pesar de todo esto, sí tenían derecho a la carta postrera. Postre deriva de postrero, es el plato dulce del final, el último plato.

La propuesta de trabajo será la elección de una carta y la realización de un Fusilamiento en grabado pensando en la posibilidad de realizar una Carpeta con diez Fusilamientos y diez cartas elegidas. Deberán tomarse como antecedentes los fusilamientos de la Historia del Arte: El 3 de mayo en Madrid de Francisco de Goya y Lucientes, El fusilamiento de Maximiliano, Emperador de Mexico de Manet, los Fusilamientos de Corea de Pablo Picasso y otros a descubrir (hay grabados que muestran a españoles fusilando indios con arcabuces).

¿Y Boticcelli dónde está?

En la pintura famosa se ve al fantasma del caballero matando a su amada en serie infinita y en la recreación de Ballester, la desaparición del hecho sangriento y múltiple, a dado origen a un bosque italiano lleno de armonía. Fíjense los alumnos de la Pequeña Cátedra que usando los árboles casuales, Botticelli crea una caja geométrica basada en la perspectiva lineal de un punto de fuga y en esa caja de calidad escenográfica extrema, coloca a los personajes como si fueran soldaditos de plomo.

Pequeño Profesor Alfredo Benavidez Bedoya.



Obra de José Ballester.

¿Dónde está el Beato?. J. Ballester.

Y adónde se habrá ido el Beato Angélico?

Y a qué nube voló el Arcángel San Gabriel?

Y la Santa Madre Virgen misma dónde está?

Y el divino rayo anunciador en qué lugar brilla?

Y adónde parten Adán y Eva y la Humanidad?

Fíjense los alumnos de la Pequeña Cátedra que las naranjas (fruta de lujo hasta el siglo XIX en Europa) sirven cromáticamente para apoyar las figuras de Adán y Eva, al retirar las figuras mencionadas las naranjas parecen flotar porque el verde que las circunda es casi su color complementario.

Preguntas y análisis del detalle cromático: Pequeño Profesor Alfredo Benavidez Bedoya.



Obra de José Ballester.

martes, 1 de septiembre de 2009

Los personajes ausentes 1.


La Pequeña Cátedra recomienda:

Un artículo de la revista española Descubrir el ARTE, el artículo en cuestión se llama “Claridad o desolación” y aparece en el número que ahora se comercializa en Argentina. Es una excelente revista cuya línea editorial no privilegia la vanguardia sobre los otros períodos de la Historia del Arte ni lo hace tampoco viceversa. En el artículo se reseña una exposición del pintor realista y fotógrafo José Manuel Ballester, donde el artista presentó fotos digitales de alta definición de pinturas famosas donde Ballester eliminó los personajes y dejó solamente los fondos, el Lugar pero sin que lo habite ningún protagonista.

En este caso vemos “El Arte de la Pintura” de Jan Veermer, donde el pintor vestido con sus mejores galas y apoyada su mano en el tiento retrata a la ninfa Clío, que representa la Historia ,detrás de un mapa que demuestra la apropiación del mundo por parte del Hombre en el ejercicio de la mencionada Historia. Mediante métodos digitales Ballester saca los personajes y nos deja el recuerdo de la Historia en el rostro abocetado del lienzo.

Fíjense los alumnos de la Pequeña Cátedra que el color o valor de la imprimación del lienzo equivale al número cinco de la escala de valor. La imprimación del lienzo no debe ser blanca para permitir al pintor aclarar y oscurecer desde el plano de inicio. O sea, hacer las dos operaciones básicas y obtener en este ejercicio la armonía necesaria.