miércoles, 3 de julio de 2013

El Coronel Borges, el Cacique Pincén y la isla Martín García.


El Coronel Borges, el Cacique Pincén y la isla Martín García.

El Coronel Borges luchó contra los indios en la frontera y fue el protagonistade un tratado de Paz que se firmó con el Cacique Pincén y otros. Durante meses negociaron un intercambio de prisioneros indios por cautivos blancos, la suspensión de las hostilidades y la entrega de víveres y mercaderías,compensatorios por la calma prometida por las tribus. Se establecía que el
Gobierno entregaría al año: 800 yeguas, 800 cuadernillos de papel, 400 botellas de ginebra,800 libras de yerba y 800 libras de azúcar, las entregas se haría cada cuatrimestre. Las yeguas eran para comer, porque la base alimentaria del indio había mudado
del guanaco y el ñandú a la yegua, a raíz de haber depredado a los primeros por años. La ginebra era para chupar al dejar la sidra fermentada por sus hermanos los indios manzaneros por el trago fuerte de los gringos. La yerba mate era para despuntar
el vicio guaraní y los cuadernillos de papel no sé porque escribir no sabían. El tratado se firmó en el año 1873 y a poco de andar, los proveedores del Estado empezaron a incumplirlo, volviendo por lo tanto otra vez “cabreros a los indios”
y otra vez la vuelta a los malones sorpresivos. Este tratado se firmó para alcanzar la paz en la frontera y concentrar los esfuerzos bélicos contra López Jordán.
A Borges lo mandaron a pelear con éste último y andando el tiempo el Coronel Conrado Excelso Villegas capturó a Pincén. Ocurrió cuando Borges había vuelto de Entre Ríos y ya parecía que era el único que quería la paz. El cacique fue sorprendido en los toldos, montó en pelo llevando a su hijo más pequeño; perseguido por una patrulla, desmontó y se escondió con su hijo y su perro
en una cueva de tigre, pero los soldados tenían otro perro y entre ellos se ladraron revelando el escondite de Pincén y de su hijo Nicasio. Creyendo que realmente había un tigre, un cabo preparando la carabina ya se disponía a disparar, cuando el indio se entregó protegiendo la vida de su niño. Niño que sería más adelante cuidado por el Coronel Eduardo Racedo, al llevarlo a vivir con él y no para explotarlo en su campo, dado que cuando Nicasio quiso volver con su familia a los 18 años, lo hizo. Racedo no era un niño de pecho pero tampoco lo era Pincén, ambos eran soldados enfrentados y aprendieron a respetarse en el campo de batalla. Al desmoronarse el frente de los indios, los prisioneros indios eran cada vez más y eran mantenidos en retaguardia, teniendo que dedicar soldados a su cuidado. La situación era imposible de sostener por peligrosa, y fue por eso que se decidió enviar a la isla Martín García a los indios que no se incorporaban a las fuerzas nacionales. Hay un listado
de indios de Pincén, a los que luego siguió su jefe, listado refrendado por el Coronel Francisco Borges: Juan Courrín, Segundo Coliqueo, Calfulán, Martín, Calfrenán, Miranda, Viche, Comó, Lienlof, Molina, Carriqueo, Cayún, Chanquelof, Llanquenao, Piccón, Quebrón, Huenchual, Cornejo, Medina, Nicasio Farías, Demuncio, Huincarrey, Juancho, Milacleo, Pancho, Manuel y Melinao. Ya habían enviado otros indios a Martín García y lo seguirían haciendo, pero esa medida no tendría el “el mejor efecto” como pensaba Borges. Y no lo tendría por motivos que se analizaran en una próxima reseña llamada: “Los indios en la isla Martín García”.
Recomiendo el libro:
Pincén. Vida y leyenda.
Juan José Estévez.
Editorial Biblos.