miércoles, 10 de julio de 2013

El Coronel Borges muerto a tiros de Remington.


El Coronel Borges muerto a tiros de Remington.
Dibujo a la tinta china y a la
tinta Sennelier con base de gomalaca.
Colores sepia y Púrpura.
Papel Schoeller Durex 250 gramos.
Autor: Benavidez Bedoya.
En 1874 Mitre se subleva aduciendo fraude en las elecciones nacionales que acababa de perder. Si bien el fraude era algo corriente, las diferencias eran notables y siendo él un supuesto adalid de la institucionalidad, su revolución resultaba curiosa. Era Presidente Sarmiento y el nuevo Presidente ganador, Nicolás Avellaneda; Borges estaba comprometido para rebelarse
con Mitre y a la vez le había dado su palabra a Sarmiento de que mientras él fuera Presidente, no se iba a sublevar desde la Comandancia en Jefe de la Frontera que le había confiado. Claro que al Presidente Sarmiento dejar el poder, Borges se declaraba libre de hacer lo que quisiera. Como Bartolomé Mitre pensaba sublevarse en ese momento no había contradicción. Pero la revolución se adelantó, entonces Borges no sublevó su unidad y se incorporó a la revolución de Mitre como simple soldado. Fue una actitud digna y éticamente irreprochable pero no convenció a nadie y quedó mal con todos, con los oficialistas y con los revolucionarios. Obviamente a Mitre no le hizo gracia que se apareciera solo. El alzamiento terminó en la batalla de La verde; ésta era una estancia en la provincia de Buenos Aires, donde un Batallón de Infantería oficialista comandado por el Coronel Arias, amigo personal de Borges, se encontró con el ejército de Mitre. Usando las instalaciones de la estancia se fortificó, cavó trincheras y se dispuso a pelear con gran inferioridad numérica, pero con buen adiestramiento y mejor armamento. Mitre cometió un error imperdonable. Sus 5.000 hombres, casi todos de caballería, junto a los indios amigos le parecieron imbatibles y los lanzó al ataque. Sin tomar en cuenta que él mismo había vencido a las montoneras oponiéndoles la infantería armada y parapetada. La caballería ya hacía un siglo que era cada vez más anacrónica y con los nuevos sistemas de armas los jinetes eran blanco fácil para el infante de a pie.
El batallón del Coronel Arias le mató 1.000 jinetes en cuatro horas, incluidos varios oficiales superiores entre los cuales se encontraba Borges. Los fusiles Remington hicieron lo suyo, como contra el indio fueron muy eficientes, no eran “a repetición” como se dice, eran de retrocarga, se cargaban las municiones de a una, pero de manera fácil y rápida, llegando a producir 6 tiros por minuto. Ante una carga de caballería podía el soldado efectuar varios disparos hasta tenerlos encima. De allí viene el dicho: “venirse al humo”, “se me vino al humo”, “me le fui al humo”; resulta que el indio sabiendo que después del humo el milico estaba cargando una nueva bala, se le iba al humo antes de que pudiera otra vez disparar. Dicen que Borges se hizo matar desesperado al ver que sus compañeros de armas lo tenían por traidor al no haber sublevado las unidades a su mando. Con dos ayudantes cargó contra el sector másvirulento del enemigo, se le fue al humo y fue abatido por disparos de Remington. Al morir le encomendó su joven esposa y sus dos pequeños hijos al General Mitre. Fue enterrado primero en 9 de Julio y luego en el Cementerio de la Recoleta, junto al Coronel Isidoro Suárez, (también ascendiente de Jorge Luis Borges) y al Coronel Olavarría. Sobre su pecho ostentaba el Cordón de Tuyutí, la Medalla de oro acordada por el Gobierno argentino y la medalla de cobre con pasador de oro por la terminación de la Guerra del Paraguay y un par de balazos del Remington Rooling Block Nro.: 1, el fusil “Patria”.
Reseña y dibujo: BB.