"La lengua de Neptuno y
el oro de Popper en la Bahía de San Sebastian"
Dibujos a la Carta. Dibujo al
grafito sobre Carta Náutica. Edición de 1935. Cartógrafo: P. Guardia. Medidas:
34 cm x 30 cm. Autor: Alfredo Benavidez Bedoya. 2016.
En la biografía
de Nuñez de Balboa, el cronista relata que los marinos descubridores llamaban a
muchos lugares San Sebastián pidiendo al Santo martirizado y muerto a
flechazos, que no les pasara lo mismo a ellos. Y les pasaba seguido, incluso en
esta bahía desolada donde Popper encontró oro, creó un sistema para lavar la
arena, acuño moneda que hoy cuestan fortunas y terminó matando indios Onas con
Winchester a repetición. Los indios eran buenísimos con las flechas, los
guanacos son más difíciles de cazar que los hombres.
En la punta de
la nariz de Neptuno está la punta de la barra que cierra la Bahía de San
Sebastián. Es Punta Páramo, el lugar más desolado del mundo, frío, ventoso, sin
vegetación, un páramo. Allí es donde Popper encontró oro y con eso llegó la
codicia y la muerte para los Onas o Selknam. Eran nómades cazadores y
recolectores, nunca serían pastores o extractores de metales y menos
agricultores. Se comían entre todos las ballenas que se varaban por las
diferencias de mareas, y cuando tenían demasiado compartían la ballena regalada
por el mar, por Neptuno, con los distintos grupos de la isla de Tierra del
Fuego. Isla que debe obviamente su nombre a las fogatas que se veían desde el
mar a la noche. Fogatas en las que asaban, los onas, las chuletas de ballena que
hoy le gustan tanto a los japoneses.
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