domingo, 16 de agosto de 2009

Un pintor académico muy mono.


Jean Baptiste Siméon Chardin.

Chardin tuvo en general un buen pasar económico y le gustaba el disponer de dinero. Como pintor de la Corte, la Academia de Bellas Artes, lo promovió, lo rentó, lo premió y lo protegió, hasta que en 1771 el nuevo presidente de la misma, Jean Baptiste Pierre, le manifestó hostilidad y le rechazó un pedido de jubilación como Tesorero “honorario” de la Academia. Este retrato donde aparece un mono en actitud de comenzar a pintar, con el pincel en la mano y el brazo apoyado en el tiento parece mofarse de ese pedante prepotente.

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