miércoles, 31 de julio de 2013

La hija del Marqués de Sobremonte enferma de viruela.


Serie de las pesadillas
La hija del Marqués de Sobremonte enferma de viruela.

La isla Martín García lazareto cuarentenario
La hija del Marqués de Sobremonte nunca se enfermó de viruela porque obedeció al Rey, el cual ordenó que los funcionarios debían dar el ejemplo y vacunarse con la vacuna descubierta por el inglés Jenner. El Marqués vacunó a su hija en público y luego todos se vacunaron. Como Rosas que se vacunó en 1812 en frente de todas las tribus con los caciques a la cabeza, reunidos todos en la Chacarita o chacrita de los colegiales en varias oportunidades. Rosas vacunaba a los indios para que no murieran y para que tampoco fueran un grupo cercano con la peste despierta. Pincén recordaba: “(...) Juan Manuel ser muy bueno pero muy loco; me regalaba potrancas, pero un gringo nos debía tajar el brazo; según él era un gualicho grande contra la viruela. Algo de cierto debió de ser porque no hubo más viruela por entonces”. Luego de Rosas no vacunaron más y eso de las mantas infectadas de viruela que se les daban a los indios, bueno, no sé qué utilidad podía tener, porque solamente no vacunando obtenían lo mismo.
Los indios llevaron la viruela a la isla Martín García (1878) porque ya no recalaban buques con viruela dado que todo el mundo europeo se vacunaba. Debilitados al estar penando y comiendo mal seguramente la peste caló profundo en los indios. Fue el Presidente Sarmiento que pasó de señalar a la isla Martín García como Argirópolis, la capital de Argentina, Uruguay y Paraguay, a construir el Lazareto (1874) para los enfermos de los barcos que llegaban a Buenos Aires, en época de inmigración. Además de realizar lazareto en la isla, compró 7.000 fusiles Remington, fusil del cual ya he hablado. Había tres lazaretos, uno en La Boca, uno flotante y el otro en Martín García. Actualmente hay un lazareto cuarentenario para animales en tránsito, al lado
de la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, institución a la que tuve la desdicha de dirigir durante 12 años. Lazareto deriva de San Lázaro que es una isla en el estuario de Venecia donde tenían que recalar los buques que venían de lugares con peste, los dejaban 40 días aislados para que les brotara la peste si la tenían. Esa es la cuarentena. San Lázaro hospedó a Cristo en tres ocasiones y Éste luego lo resucitó: ”Lázaro, levántate y anda”, es símbolo de resurrección. Cuando la viruela se desató en Martín García fue la iglesia la que se ocupó de los indios ante la desidia del ejército que no quería tratar con apestados.
El Padre Birot se ocupó, recolectó mucho dinero en todas las parroquias de Buenos Aires, dinero “para los indios de Martín García”, que se calculaban en setecientos. Birot trajo a tres Hermanas de la Caridad como enfermeras. Los indios lo querían tanto a Birot, que cuando les decían que eligieran un nombre cristiano para ser bautizados, todos elegían José y les quedaba el nombre indio como apellido. Según informó José, pudo bautizar a 500 indios. Algunos dicen que de viruela murieron 450 indios.
Y que fueron enterrados en una fosa común situada quién sabe dónde, si hasta el antiguo cementerio fue arrasado por la correntada en una tormenta que destrozó la isla. Existen protestas en los diarios uruguayos de la época, por los cadáveres de indios muertos de viruela que aparecen en las costas uruguayas. El cólera apareció en Argentina en 1856, 1867- 1869, 1873- 1874, 1886-1887 y 1894- 1895. La “fiebre amarilla” o “vómito negro” fueron epidemias en 1852, 1858, 1870 y 1871. Los indios llegaron
cuando la fiebre amarilla había pasado y el cólera tardaría en volver ocho años. Los indios fueron ocupados en trabajar en la realización y mantenimiento de las obras del Lazareto: Pabellones para la segunda y tercera clase, Hotel para la primera clase, hornos crematorios, la casa de los médicos, demolición de las Baterías y otras necesidades. Llegaron a ser excelentes artesanos, según el jefe militar de la isla Martín García.
Reseña y dibujo: BB

Recomiendo los libros:
Pincén. Vida y leyenda.
Juan José Estévez.
Editorial Biblos.
Campañas Militares Argentinas
Tomo IV
Luchas contra indios y sediciosos.
Isidoro Ruiz Moreno.
www.elcodigodelaobramultiple.blogspot.com
www.benavidezbedoya.com
www.elalbumdelasestampillas.blogspot.com
www.poemasamanoalzada.blogspot.com
www.laminicatedra.blogspot.com
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www.losculosdehopper.blogspot.com
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martes, 30 de julio de 2013

Yo he sido feliz


Yo he sido feliz.
Bajo un sol helado
y en la vieja calle.
Con luz sin viento
con árboles fijos.
Con la mano firme
en el hombro chico
de mi hijo niño.
Yo he sido feliz.
Bajo un sol helado.
Feliz y a pesar
de ser mi vida.
Más que vida,
una fina cicatriz.
Yo he sido feliz.

Dibujo y verso: BB

lunes, 29 de julio de 2013

El Cristo del bote".


El Cristo del Bote.
Dibujo a la pluma
Papel Schoeller Durex de 250 gramos.
Tinta china Sennelier a la pagode.
Pluma Guillot Nro.: 2
Autor: BB
El bote como nave para navegar la vida, como la nave de la Iglesia, entendiendo Iglesia por comunidad de fieles o la nave de los locos, aquella que al ser comandada por los locos nos lleva a cualquier parte.
El bote, pariente formal del ataúd, de la cuna varias veces navegante,de los toneles donde fermenta el delirio y de las guitarras,
que contienen en su bodega a la música necesaria.
bb

sábado, 27 de julio de 2013

El fin del viaje o la Fuga del Cacique.


Serie de las pesadillas
“El Fin del viaje o la fuga del Cacique”.

El grabado ilustra dos situaciones parecidas:
1.El fin del viaje a través de la vida de un grupo humano, ya sea una camada de colegio, una generación, una promoción de diplomados, compañeros en las luchas políticas o militares, o un simple grupo de amigos. La nave como metáfora del viaje como la nave de la iglesia, entendiendo por Iglesia a la comunidad de los fieles, la nave de la humanidad para el viaje a través de la vida y hasta su final.
2.La fuga en una falúa del cacique Pincén, 10 indios y varios desertores, desde la Isla Martín García hacia el Uruguay. (Leer el relato al final del texto). La metáfora la completa la mano del Destino que levanta la falúa trayendo el final de la vida del grupo de amigos y en el caso de los indios el final de su cultura.
Grabado en linóleo
Impreso en papel Canson de puro algodón de 250 gramos.
Autor: BB

Los indios en la isla Martín García.
La isla Martín García fue prisión de militares, de indios, de delincuentes comunes, de detenidos políticos, de cuatro presidentes, de soldados alemanes de la Primera Guerra mundial, fue cárcel de enfermos en su Lazareto cuarentenario. Fue cárcel para todos, menos de los locos y al tener cementerio también cárcel de muertos. Y después dicen que la Justicia no es igual para todos. Claro que hubo distintas comodidades en el confinamiento.El confinamiento o prisión de los indios del sur, en la isla Martín García es un tema controvertido, escondido y poco estudiado. Si bien hay documentación en los archivos militares, eclesiásticos y navales, el tema parece no entusiasmar a los investigadores, salvo algunas excepciones de los últimos tiempos. El motivo del confinamiento de los caciques, capitanejos y lanceros de pelea, fue separarlos de los indios
que se mostraban dispuestos a la integración forzada al mundo del trabajo en sus niveles más bajos, o a la incorporación a las fuerzas de seguridad, ya sea al ejército, a la policía o incluso a la marina. Esta incorporación
fue mejor recibida por ellos al ser el ejercicio de la guerra, la ocupación primordial del indio. También se buscó separarlos del teatro de operaciones militares, donde según iban cayendo prisioneros se los custodiaba en la retaguardia mientras se luchaba con los que aún resistían, llegando a tener tantos indios por delante como los que se tenía por detrás. Una situación muy peligrosa por cierto. La cantidad de indios confinados fue también poco estudiada, si bien al embarcarlos en los distintos vapores que los confinaron eran contados en forma precisa.
Se sabe por ejemplo que el vapor Santa Rosa en 1878 trajo del fondeadero del arroyo Napostá, cerca de Bahía Blanca
932 indios. Entre los que se citan a los caciques Pincén, a los hermanos Catriel, a Cayul, Cañumil, Guaychiquín y a Blas Román, además de muchos capitanejos. Así llamados los indios jóvenes con funciones de oficiales de tropa. A Pincén también se lo menciona transportado por tierra. En 1883 el vapor Villarino trajo hasta La Boca, 17 varones y 37 más entre mujeres y niños. Era la tribu de Orkeke, analizada por el Autor en el libro: “El Museo del Bicho”. Los indios desembarcaban en Buenos Aires donde se los entregaba como personal de servicio particular en situación casi de esclavitud, sobre todo a las mujeres y niños, a otros se los encargaba en tareas rurales, se los fotografiaba, se los mostraba en el teatro y los caciques eran recibidos por políticos y funcionarios, incluido el Presidente de la República. Si acaso morían por enfermedades oportunistas, eran
descarnados y sus huesos coleccionados en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde se los tuvo a varios de ellos en situación de objetos vivos de exposición museística. Estos últimos fueron traídos de Martín García, pues así como eran llevados luego eran traídos por distintas razones, llegando al parecer a ser confinados varias veces como a Pincén, que según testimonios lo fue en tres oportunidades y otras tantas liberado.
Una crónica de la época sugería que Martín García iba a parecerles una jaula a los indios acostumbrados a la llanura infinita y realmente fue así por tratarse de nómadas prisioneros, sin oficios que ejercer, tuvieron que empezar con los trabajos más rústicos: picar el el granito de la isla para adoquinar Buenos Aires ,trabajar en los hornos de ladrillos para
levantar los pabellones del Lazareto, desmontar áreas de selva en la isla para seguir construyendo y tareas de mantenimiento. A los indios no les gustaba trabajar porque lo único que hacían en la tribu era cazar y pelear, nada más, el resto de las tareas las hacían las mujeres a las que trataban como esclavas, al punto de venderlas a terceros por plata o por whisky
o incluso ofrecerlas con otros animales como ofrenda, para evitar la guerra con un enemigo superior. Con el tiempo llegarían los indios a ser muy buenos artesanos, albañiles, pintores, carpinteros, etc. En la isla hubo tres hechos que hay que resaltar y un final que merecerá la próxima reseña.
Los tres hechos son: el motín del pelo largo, el motín de la enfermedad de Venus y la fuga de Pincén en falúa.
El motín del pelo largo
Resulta que las autoridades anoticiadas que, los indios no eran afecto a la higiene personal dado que no se lavaban absolutamente nunca,desconocían los jabones y su único perfume era un olor insoportable, producto de la inmundicia acumulada sobre el cuerpo del indio y sobre las prendas de cuerno de guanaco, prendas que rápidamente les sacaban para darles mantas tejidas industrialmente. Anoticiadas que, los indios meaban y cagaban donde comían y arrojaban los desperdicios a los perros con
quienes vivían, y en el desierto si no tenían agua herían a su caballo para tomarle la sangre. Las autoridades decidieron comenzar la tarea civilizadora cortándoles el pelo. Lo que no sabían es que la cabellera para el indio pampa era señal de hombría y de ferocidad (Sansón americano); antes de la batalla mataban una yegua y metían su cabellera en la sangre y cubiertos de la misma iban a morir. Tampoco sabían que el indio se afeitaba las cejas de puro coqueto que era. Y tampoco sabían que los indios pampas, tehuelches y araucanos antes de la conquista vivían nómades detrás de las manadas de guanacos y ñandúes o charitos, a los que depredaban y debían oler como ellos, porque de lo contrario en las pampas y con los vientos patagónicos el olor del hombre limpio llegaba presto a las narigonas de los guanacos y a los picos narizotas de los ñandúes de patas largas. Después de la conquista y ya los indios montados a caballo los pobres bichos fueron depredados a pura boleadora y el indio
pasó a comer yegua, aportada por el blanco por propio robo o Tratado de Paz alimenticio. Los indios confinados en la isla se amotinaron e impidieron que les cortaran el pelo. El Ministro de Guerra Luis María Campos intervino y ordenó al Jefe Militar de la isla engrillar a los hermanos Catriel, caciques bravos, hasta saber si habían estado o no detrás del motín. No sería el único fracaso de la cruzada higiénica con los indios.
El motín de la enfermedad de Venus.
Anoticiadas las autoridades que, la conducta sexual de los indios no era conforme a la moral Cristiana y que si bien eran en general monógamos, cuando robaban un cargamento de ginebra o desvalijaban un navío encallado en la costa donde obtenían whisky y ron, se emborrachaban
durante días; que las mujeres les sacaban las armas porque solían matarse entre ellos y luego se preparaban para la orgía patagónica sin discriminación de ningún tipo, ya sea esposa, novia del hijo, hija preferida, etc. Y anoticiadas las autoridades que, de resultas de estas tendencias sensuales, era harto probable la existencia de enfermedades venéreas, al tenerlas también algunos milicos que intimaban con las indias. Por todo esto, el Jefe Militar le encomendó al médico Gabino O`Donnells detectar casos venéreos. El resultado está muy bien expresado por el mismo médico en su informe a la superioridad:” Habiendo hecho reunir a las mujeres en el Batallón Artillería de Plaza del Piquete Guardacosta ( y algunos presos indios también), cuando se procuróque se desnudaran para reconocer su estado mediante la debida inspección científica,absolutamente todas se resistieron y debido a ello nada puedo informar”. De los indios no dice nada, pero, por su segura inclinación hacia el dulce sexo y siendo ellas los principales vectores de pudrición sifilítica, el galeno Gabino es natural que se olvidara de los indios; aunque tal vez ni consideró siquiera apropiado, haberles pedido a los indios que se desnudaran, a juzgar de que ninguna de sus mujeres se había dejado amedrentar. La sífilis siguió instalada en las tribus. Luego vendría la viruela.
La fuga del Cacique Pincén
La antropóloga Martha Drovetto ha confirmado la fuga del cacique Pincén hacia Uruguay. El 29 de noviembre de 1883, con la complicidad del marinero indio Juan Márquez y de otros desertores de la Prefectura.
Una decena de indios, con Pincén a la cabeza y con un indio que ostentaba como nombre el del Presidente Nicolás Avellaneda, se robaron la falúa que servía de vínculo al vapor, que no se podía acercar porque no había muelle. La falúa es una embarcación robusta a remo, de vínculo naval entre unidades mayores, lleva autoridades, víveres, carga, infantería, etc. Su forma es muy variable habiendo algunas que tienen aparejo de vela latina. En la Armada argentina, las falúas llevan 12 remeros y un timonel, y existe otra falúa que llaman ballenera que tiene doble proa y aparejo latino. La del caso era una de 12 remeros, aunque la cantidad de fugados indicaría que fueron dos las embarcaciones y que se recuperó una. Porque remontar el canal del Diablo, como se llamaba el brazo que separa a la isla de Uruguay, remontar el río homónimo en contracorriente hasta Carmelo con una sola falúa es imposible, yendo tan cargada. Eso es lo que al final pasó, la fuga terminó con los indios y otros, todos detenidos por la policía de Carmelo y devueltos sin dar intervención a la Diplomacia, como si se hubiera tratado de unos vacunos que se cruzaron a nado.
BB

Recomiendo los libros:
Pincén. Vida y leyenda.
Juan José Estévez.
Editorial Biblos.
Campañas Militares Argentinas
Tomo IV
Luchas contra indios y sediciosos.
Isidoro Ruiz Moreno.

viernes, 26 de julio de 2013

El viejo que cantaba "El moribundo".


El Viejo que cantaba "El moribundo".
(Segundas versiones)
Dibujo realizado a partir de un grabado en linóleo del año 1980.
Personaje visto en Les Halles . Paris en 1980.
Papel Schoeller Durex de 250 gramos.
Tinta china Sennelier a la pagode.
Pluma Guillot Nro.: 2
Autor: BB

miércoles, 24 de julio de 2013

El atentado.


El atentado.
Dibujo a pincel.
Tinta verde con base de gomalaca. Sennelier.
Goma laca transparente.
Esencia de trementina.
Tinta china negra a la pagoda. Sennelier.
Esmalte rojo para uñas. Acetona.
Papel Amatrura. 300 gramos hecho a mano.
Amalfi. Italia.
Autor: BB

lunes, 22 de julio de 2013

El tío Eduardo comiendo mi avión de juguete.


El tío Eduardo comiendo mi avioncito de juguete
Grabado en plástico de alto impacto.
Impreso en Canson Editions de 205gramos.
Autor: BB



jueves, 18 de julio de 2013

Grupo de árboles.


Grupo de árboles.
(Segundas versiones)
Dibujo a pincel con tinta de color,
realizado a partir de un grabado en madera del año 1981.
Papel Schoeller Durex de 250 gramos.
Tinta Sennelier a la gomalaca.
Autor: BB

Grupo de árboles.
Flujo transparente
de la rama en el aire.

Las venas del viento.
El tronco que se fuga
a los cielos en rama.

Colores parientes.
Familia de verdes.
Grupo de árboles
rozándose entre sí,
rasca que te rasca.

Consorcio de aves,
de todas las clases
y en lucha entre sí.

Como bien nos dijera
ese prohibido librote
del Innombrable ése.
¡Ave canora del peón¡
Dice el vulgo entre sí.

Grupo de árboles.
Condominio del bicho
y de su Pasión sexual,
sea animal o tal por cual.

Grupo de árboles.
Son sus raíces, ciegas
en la querida tierra.

Son un
húmedo matrimonio.
Son una
loca noche libertina.

Son un
ovillo de madera fina
que al unirse entre sí,
lo vuelve uno solo,
al grupo de árboles.
Ese que yo dibujara
en el lugar en sí,
donde hace mucho
yo mismo naciera.
En Florida. Aquí.

Verso y dibujo:
bb

sábado, 13 de julio de 2013

Caniches copulando debajo del escritorio de mi abuelo.



Serie de las pesadillas.
Caniches copulando debajo del escritorio de mi abuelo.
Dicha serie, abierta hace más de 30 años, produce de vez en cuando nuevas pesadillas combinadas con las anteriores o completamente originales como en este caso. El grabado está impreso en papel Canson Editions de 250 gramos, de puro algodón y libre de ácido.
La obra tiene 30 cm x 24 cm y forma parte de 6 nuevos grabados sobre pesadillas,el sexto está en proceso de elaboración.
Autor: BB

miércoles, 10 de julio de 2013

El Coronel Borges muerto a tiros de Remington.


El Coronel Borges muerto a tiros de Remington.
Dibujo a la tinta china y a la
tinta Sennelier con base de gomalaca.
Colores sepia y Púrpura.
Papel Schoeller Durex 250 gramos.
Autor: Benavidez Bedoya.
En 1874 Mitre se subleva aduciendo fraude en las elecciones nacionales que acababa de perder. Si bien el fraude era algo corriente, las diferencias eran notables y siendo él un supuesto adalid de la institucionalidad, su revolución resultaba curiosa. Era Presidente Sarmiento y el nuevo Presidente ganador, Nicolás Avellaneda; Borges estaba comprometido para rebelarse
con Mitre y a la vez le había dado su palabra a Sarmiento de que mientras él fuera Presidente, no se iba a sublevar desde la Comandancia en Jefe de la Frontera que le había confiado. Claro que al Presidente Sarmiento dejar el poder, Borges se declaraba libre de hacer lo que quisiera. Como Bartolomé Mitre pensaba sublevarse en ese momento no había contradicción. Pero la revolución se adelantó, entonces Borges no sublevó su unidad y se incorporó a la revolución de Mitre como simple soldado. Fue una actitud digna y éticamente irreprochable pero no convenció a nadie y quedó mal con todos, con los oficialistas y con los revolucionarios. Obviamente a Mitre no le hizo gracia que se apareciera solo. El alzamiento terminó en la batalla de La verde; ésta era una estancia en la provincia de Buenos Aires, donde un Batallón de Infantería oficialista comandado por el Coronel Arias, amigo personal de Borges, se encontró con el ejército de Mitre. Usando las instalaciones de la estancia se fortificó, cavó trincheras y se dispuso a pelear con gran inferioridad numérica, pero con buen adiestramiento y mejor armamento. Mitre cometió un error imperdonable. Sus 5.000 hombres, casi todos de caballería, junto a los indios amigos le parecieron imbatibles y los lanzó al ataque. Sin tomar en cuenta que él mismo había vencido a las montoneras oponiéndoles la infantería armada y parapetada. La caballería ya hacía un siglo que era cada vez más anacrónica y con los nuevos sistemas de armas los jinetes eran blanco fácil para el infante de a pie.
El batallón del Coronel Arias le mató 1.000 jinetes en cuatro horas, incluidos varios oficiales superiores entre los cuales se encontraba Borges. Los fusiles Remington hicieron lo suyo, como contra el indio fueron muy eficientes, no eran “a repetición” como se dice, eran de retrocarga, se cargaban las municiones de a una, pero de manera fácil y rápida, llegando a producir 6 tiros por minuto. Ante una carga de caballería podía el soldado efectuar varios disparos hasta tenerlos encima. De allí viene el dicho: “venirse al humo”, “se me vino al humo”, “me le fui al humo”; resulta que el indio sabiendo que después del humo el milico estaba cargando una nueva bala, se le iba al humo antes de que pudiera otra vez disparar. Dicen que Borges se hizo matar desesperado al ver que sus compañeros de armas lo tenían por traidor al no haber sublevado las unidades a su mando. Con dos ayudantes cargó contra el sector másvirulento del enemigo, se le fue al humo y fue abatido por disparos de Remington. Al morir le encomendó su joven esposa y sus dos pequeños hijos al General Mitre. Fue enterrado primero en 9 de Julio y luego en el Cementerio de la Recoleta, junto al Coronel Isidoro Suárez, (también ascendiente de Jorge Luis Borges) y al Coronel Olavarría. Sobre su pecho ostentaba el Cordón de Tuyutí, la Medalla de oro acordada por el Gobierno argentino y la medalla de cobre con pasador de oro por la terminación de la Guerra del Paraguay y un par de balazos del Remington Rooling Block Nro.: 1, el fusil “Patria”.
Reseña y dibujo: BB.

lunes, 8 de julio de 2013

La locura.


La locura.
(Segundas versiones)
Dibujo realizado a partir de un grabado en madera del año 1979.
Papel Schoeller Durex de 250 gramos.
Tinta china Sennelier a la pagode.
Autor: BB

sábado, 6 de julio de 2013

El diario de la mañana. Otra versión.


El diario de la mañana. Otra versión.
(Segundas versiones)
Dibujo realizado a partir de un grabado en madera del año 1982.
Papel Schoeller Durex de 250 gramos.
Tinta china Sennelier a la pagode.
Autor:Alfredo Benavidez Bedoya.

miércoles, 3 de julio de 2013

El Coronel Borges, el Cacique Pincén y la isla Martín García.


El Coronel Borges, el Cacique Pincén y la isla Martín García.

El Coronel Borges luchó contra los indios en la frontera y fue el protagonistade un tratado de Paz que se firmó con el Cacique Pincén y otros. Durante meses negociaron un intercambio de prisioneros indios por cautivos blancos, la suspensión de las hostilidades y la entrega de víveres y mercaderías,compensatorios por la calma prometida por las tribus. Se establecía que el
Gobierno entregaría al año: 800 yeguas, 800 cuadernillos de papel, 400 botellas de ginebra,800 libras de yerba y 800 libras de azúcar, las entregas se haría cada cuatrimestre. Las yeguas eran para comer, porque la base alimentaria del indio había mudado
del guanaco y el ñandú a la yegua, a raíz de haber depredado a los primeros por años. La ginebra era para chupar al dejar la sidra fermentada por sus hermanos los indios manzaneros por el trago fuerte de los gringos. La yerba mate era para despuntar
el vicio guaraní y los cuadernillos de papel no sé porque escribir no sabían. El tratado se firmó en el año 1873 y a poco de andar, los proveedores del Estado empezaron a incumplirlo, volviendo por lo tanto otra vez “cabreros a los indios”
y otra vez la vuelta a los malones sorpresivos. Este tratado se firmó para alcanzar la paz en la frontera y concentrar los esfuerzos bélicos contra López Jordán.
A Borges lo mandaron a pelear con éste último y andando el tiempo el Coronel Conrado Excelso Villegas capturó a Pincén. Ocurrió cuando Borges había vuelto de Entre Ríos y ya parecía que era el único que quería la paz. El cacique fue sorprendido en los toldos, montó en pelo llevando a su hijo más pequeño; perseguido por una patrulla, desmontó y se escondió con su hijo y su perro
en una cueva de tigre, pero los soldados tenían otro perro y entre ellos se ladraron revelando el escondite de Pincén y de su hijo Nicasio. Creyendo que realmente había un tigre, un cabo preparando la carabina ya se disponía a disparar, cuando el indio se entregó protegiendo la vida de su niño. Niño que sería más adelante cuidado por el Coronel Eduardo Racedo, al llevarlo a vivir con él y no para explotarlo en su campo, dado que cuando Nicasio quiso volver con su familia a los 18 años, lo hizo. Racedo no era un niño de pecho pero tampoco lo era Pincén, ambos eran soldados enfrentados y aprendieron a respetarse en el campo de batalla. Al desmoronarse el frente de los indios, los prisioneros indios eran cada vez más y eran mantenidos en retaguardia, teniendo que dedicar soldados a su cuidado. La situación era imposible de sostener por peligrosa, y fue por eso que se decidió enviar a la isla Martín García a los indios que no se incorporaban a las fuerzas nacionales. Hay un listado
de indios de Pincén, a los que luego siguió su jefe, listado refrendado por el Coronel Francisco Borges: Juan Courrín, Segundo Coliqueo, Calfulán, Martín, Calfrenán, Miranda, Viche, Comó, Lienlof, Molina, Carriqueo, Cayún, Chanquelof, Llanquenao, Piccón, Quebrón, Huenchual, Cornejo, Medina, Nicasio Farías, Demuncio, Huincarrey, Juancho, Milacleo, Pancho, Manuel y Melinao. Ya habían enviado otros indios a Martín García y lo seguirían haciendo, pero esa medida no tendría el “el mejor efecto” como pensaba Borges. Y no lo tendría por motivos que se analizaran en una próxima reseña llamada: “Los indios en la isla Martín García”.
Recomiendo el libro:
Pincén. Vida y leyenda.
Juan José Estévez.
Editorial Biblos.

martes, 2 de julio de 2013

Jorge Luis Borges y la isla Martín García.


Jorge Luis Borges y la isla Martín García.
Autor del dibujo: BB

“Un tío mío, marino, tuvo a su cargo esa isla. Hace de eso mucho tiempo. Debía correr el año 1911 cuando fui a la isla Martín García a pasar un largo verano. De esos recuerdos tan gratos me vuelven a la memoria mis correrías en un caballo tobiano y mis expediciones por las canteras. Pero siempre que se habla de esta isla, vuelvo a pensar en el proyecto de Sarmiento.
Hacer allí y con el nombre de Argirópolis, una capital que uniera las dos bandas del Río de la Plata.”
Revista Gente. Número: 432. 1973.